26 junio 2006

Jordi Pujol Puente

Hace casi 15 años me tomé una cerveza con un compañero de estudios en el bar de la Universidad Autónoma de Barcelona. Jordi me comentó que se iba a cubrir la guerra de Bosnia como reportero gráfico freelance. Un hermoso anglicismo para definir la precariedad e incertidumbre de su nuevo proyecto. Recuerdo mi asombro. Recuerdo su ilusión y su sonrisa, siempre dispuesta a borrar cualquier rastro de temor que surgiera en alguno de mis comentarios. Recuerdo el olor a cloro en mi piel al salir de la piscina. El kiosko. La portada de los diarios. Y un titular que jamás debería haber leído: "El periodista Jordi Pujol pierde la vida en Sarajevo". Hoy le han concedido una medalla. Malditas guerras. Ni siquiera para devolverle el brillo a los recuerdos nos libramos de ellas.