Tormenta de verano

Oigo a un par de merluzos apañando un dibujito para un cliente primerizo. Artistas de plumero y mandíbula floja. Regurgitando palabras e informes de la vieja escuela que justifiquen el trazo y la factura. Sincronizan sus discursos al ralentí, diluidos en el sopor del encargo. El trabajo dignifica, decía Rubianes, mientras se corría de la risa. A éstos ya no les queda humor ni para escribir un epitafio. Ni siquiera para cagarse en la madre del encargo que les tiene secuestradas todas las mañanas. No hay sangre. Imposible ruborizarse.

Copy&Paste

“La idea de una gestión del deseo es como ponerle puertas al campo o acaso un cencerro a los automatismos. Cosa de bomberos. No sirve. Simulo indiferencia y despiste para zafarme de mis inclinaciones adaptativas, las mareo para probar, pero la naturaleza propone, dispone y vence siempre a la cultura. Cualquier resistencia es inútil. Divago. Ahora se ha ido Azcona, un hombre humilde y sencillo, de talento extraordinario. Se van yendo todos. Se muere gente que no se había muerto nunca y los vivos no podemos dejar de sentir los huevos llenos de asertos para creernos con potestad, sentar cátedra, para no ser cenizos ni acabar pidiendo clemencia ni padecer el trayecto más de la cuenta. Se está bien aquí, al fin y al cabo, pese a los virus, y a veces conviene creer que la esperanza triunfará sobre la especie. Beà dice algo ajeno a todo darwinismo: propone delectarnos el espíritu leyendo, escuchando y mirando cosas peculiares, que es a lo que tendemos siempre cuando bebemos juntos o individualmente, incluso cuando no bebemos, y me pasa enlaces a unos dibujos de Heinrich Kley que resultan del todo fabulosos y parnasianos. Y ya está. No hace falta mucho más para magnificar un día."

Rubén Lardín (Imbécil y desnudo)

Inmoderado y excesivo

Sad dice que cuando digo que la quiero es mentira. Que a quien quiero de verdad es a mí. Que lo hago a través de ella y que, de alguna forma, la utilizo y la deseo por puro egoísmo. A veces lloro por ella. La verdad, demasiadas. La última por volver a tener la maldita certeza de que jamás me había querido. De que nunca me iba a querer. Joder, ni siquiera por puro egoísmo.

Pompas fúnebres

-Hola!
•Hola.
-¿Hace mucho que esperas?
• No, que va, acabo de llegar. Además me distraía mirando al tío ese de las pompas de jabón.
-Son enormes
•Sí. Está dejándolo todo pringao.
-Que guarro.
-¡No, que artista! Ensuciar las cosas con jabón está al alcance de muy pocos.
•Sí, pués éste además le añade una performance de estatuillas policromadas con surtidor incorporado.
-Hombre, si a los 3 años me hubiera quedado inmóvil, de repente, con los zapatos pegados al suelo yo también estaría llorando a moco tendido.
•Criaturillas.
-Dejad que los niños se acerquen a mi…
•Sí, y en cuanto se descuiden…¡zas! los envuelvo en un capullo de seda y a digerir sus fluidos.
-¡Qué asco!
•Pues yo no le veo hacer ascos a ninguno de los padres. Míralos ahí, sin ayudarles, quietos…
- …como alelaos.
•Por cierto ¿Qué pasa? Llevamos ya un buen rato hablando y todavía no nos hemos movido del sitio.

Aprehensiones

No tengo forma de aprehenderme. Ni siquiera de alcanzarme. Y no es que rehúya el empeño o me abandone el esfuerzo. Que lo hace. Me puede la imposibilidad del encuentro. Cuando llego casi siempre estoy en otra parte y ya no atiendo. Nada. No encuentro el interés. Y aunque a veces me abandone al sustento de una conversación reiterada, por aquello de darle placebo a la lengua, la saciedad pronto me vence. Harta de mí y harta de estarlo. Tanto cartón y ni siquiera estamos en Fallas.

Zoonosi viral II

No se d’on et ve tota aquesta ràbia i ressentiment que em “professes” i que t’encarregues d’anar soterrant al llarg del dia amb bones paraules i millors intencions. Però està clar que, tard o d’hora, el rebuig i la indiferència que també et desperto reclamen el seu espai i, aleshores, els petits afectes que em protegien desapareixen i ja no et fa rés mostrar-te tal com ets. Fins i tot d’una forma grollera i cruel. Perquè una cosa és reclamar silencis i espais de forma natural i coherent i altre ben diferent és reivindicar-los sobtadament i a contrapeu des de la fredor i el mensypreu més absoluts. I no cal estar gaire pendent. Per molta disfressa d’inocència i maduresa que els pretenguis imbuir la seva veritable natura t’acaba per esclatar a la cara. Resulta graciós que, a la fi, desprès de tantes discussions t’hauré de donar la raó: no se qui ets. Hi dubto molt que tu tampoc ho sàpigues. Poder abans d’anar reclamant tant la veritat dels altres el primer exercisi de sinceritat l’hauries de fer amb tú mateixa. Que tota la sort que a m’ha faltat a mi en aquest breu trajecte t’acompanyi a tú en tant llarg viatge.

Zoonosi viral I

No et suporto. T’odio. Em repugnes. Però mirem de portar-nos bé. Siguem polits. Diria que no et suporto quan dius allò o que em resultes particularment odiós quan fas això. I decideixo enganxar-mi. En silenci. Tranquil, cosa meva. Però faré que te n’adonis. T’ho faré pagar. Oi tant que t’ho faré pagar! És el meu moment. El moment de cobrar-me tants esforços. El moment de cobrar-te els afectes que et dispenso, massa sovint, a contracor. Sense que te’ls mereixis. Perqè no te’ls merèixes! Amb aquesta cara de bavau pretenciós. Bavau! I mira que dir-te que ets algú interessant! Que ets molt valent! La de coses que m’he de sentir dir per suportar la mirada de la imbècil del mirall. M’agradaria ser com ella? No ho sé. No ho tinc clar. Hauria de sentir el que no sento? Hauria de sentir que no ho sento? Tant fa, no m’atabalis. Ara estic per mi, no pels altres. Una frase de més, una mirada, un gest, i la rancúnia creix, m’envaeix. Imparable, inqüestionable. No la puc contenir. No la puc digerir. L’he de vomitar. Entent-me: no tinc temps perquè m'entenguis. He d’alimentar al monstre abans que em devori.

My way

Aunque suela tomar el camino de enmedio me apremia siempre rondarlo desde los más apetecibles extremos. Oculto, titubeante, vacilón. Jugando a la duda del escéptico consagrado. Menudo es mi ego. Las cosas no son como parecen sino todo lo contrario. Y aunque, a veces, despierte en mi la sana intención de aclararme, por aquello de fijar el rumbo y zafarme del colapso, no evito la pulsión del accidente. Que se le va a hacer, me gusta estrellarme contra mi propia insensatez. Y luego viene la inmediatez de lo frágil, arrodillarse ante el límite, vomitar los excesos o evocarse en discursos ajenos. Aunque, tú mismo, encuentres lo que encuentres, no tiene pérdida.

Sad 08

Avui em llevo humit i exhauste com algunes places de Gràcia. Desprès de veure’t i estimar-te entre llençols infaustes encara duc la felicitat enganxada a mi com un badall. I desprès et deixo. I em consolo contemplant la llum del dia sobre un mar d’hivern. Cada cop que tanco els ulls per mirar-te em sento beneït pel record del teu somriure.

Discurrir el día

No es que haga mucho frío pero esperar a alguien solo es hacerlo siempre en minoría, así que, en el impas, me queda el cuerpo de gorrión. Y entre mensaje y mensaje una brisa clandestina tropieza el vuelo sobre un mapa monumental de la ciudad que acaba por engullir a otra víctima del tsunami turístico. Y ahí estoy yo, como siempre, revolcado entre impudicias de viejo llorica. Repitiéndome a mi mismo que Barcelona está llena de gente pero no se ve un alma. Y ni siquiera nos queda la alegría del infierno. Como mucho la tristeza de un paraíso postal.

Vuelva usted mañana

Hoy no estoy para nadie. Ni siquiera para un servidor. Y aunque no me quede más remedio que habitar este cuerpo deshuesado por la pulcra rutina todavía sigo buscando billetes para el exilio interior. Y en el trance me da por fijarme en el extraño del espejo. Y soñar con personas que no sueñan conmigo. Y atar en corto mis instintos y sacarme a pasear. O dormir doce horas de un tirón. Lo que sea. Porque al final, como dice Rubén, se trata sólo de eso. Claudicar ante uno mismo. Restar importancia a los días. Rendirse al simulacro de la vida. Esa que, para algunos, viene con manual de instrucciones. Naturalmente, en todos los idiomas menos en el mío.

Sobre políticos

El candidato perdedor de las elecciones le entrega al candidato ganador dos sobres mientras le dice:

“Cuando tenga una crisis de gobierno y no sepa que hacer, abra esta carta. Cuando le vuelva a pasar abra la segunda.

Un día, ante su primera crisis política, el candidato ganador saca la primera carta del sobre y lee: “Écheme la culpa a mi”.

El candidato ganador sigue el consejo y solventa el problema.

Pasa el tiempo y se presenta una nueva y grave crisis.

El candidato ganador abre el segundo sobre y lee: “Siéntese y escriba dos cartas”

¿Título de la película?

Nuestro lado irresponsable

Cuando no podemos mirar de frente ni queremos volver la vista atrás sólo nos queda echar la vista a un lado.

Verbo reo

“Las palabras no tienen absolutamente ninguna posibilidad de expresar nada. En cuanto empezamos a verter nuestros pensamientos en palabras y frases todo se va al traste”. (Marcel Duchamp)

Personal y transferible

Ellos no te aceptarán. Nunca lo harán. Incluso en el improbable caso de que llegaran a hacerlo será porque ya no se aceptan a si mismos. Pero entonces ya no serán ellos sino otros. Los mismos que por fin te aprueban y que, por idéntico motivo, ahora tu rechazas.

Reservado el derecho de admisión

Lo tenemos crudo y no es que quiera recrearme en las obviedades del sushi, ni siquiera voy a alimentar mi trasnochado ego de trilero semántico. Que va. Lo mío es simple hiperestesia musical. Los pentagramas me ponen. A cien, a mil y no pares de contar. Porque cuando la vieja solitaria que vive realquilada en mi cordura le da por salir a bailar con los Gipsy Kings ni siquiera tengo tiempo de sacarme los zapatos. Ahí no hay Dios sólo arrebato. Y aunque ellos ignoren el mundo yo les observo desde el rellano. Suplantando mi rabia. Esbozando una sonrisa a falta de mueca. Están de fiesta y yo no he sido invitado.

Sinsentido

Me habla, sí, pero con el entusiasmo fingido de quien se siente forzado al intercambio de afectos. Me escribe, sí, pero con la generosidad precisa y medida de quien presta palabras sin voz. Me mira, sí, pero con ojos apresurados y ausentes. Me escucha, sí, pero sin advertir el latido apagado e incierto de mi corazón. Vacía, me tiende su mano y puede que hasta una sonrisa. Me aferro a la nada para no perderlo todo.

No corri!

INTERIOR DIA. AMBULATORI

•Endavant!

-Bon dia!

•Vostè dirà…
(el metge, d'avançada edat, continua dirigint-se a mi sense aixecar la vista de la recepta)

-Si, miri, vinc perquè fa 6 mesos vaig començar a córrer i tot just ara que començo a fer tirades una mica més llarguetes noto que se'm carrega un costat de la planta del peu esq…

•Quina edat té?

-Jo? 42 anys.

•Ja! I tot just ara, li ha donat per córrer…

-Bé, ja corria a la escola i sempre he practicat esports on…

•Vostè ja sap que això és una ximpleria?

-El què?

•Això de córrer a la seva edat.

-Quin problema hi ha amb la meva edat?

•Sap a quanta gent he operat jo de turmells i de genolls? Sap quantes pròtesis he posat? Tinc el cul pelat de posar pròtesis jo…

-Home, però jo corro amb molta cura.

•Vostè si que no tindrà cura com continui fent vajanades d’aquest estil. El seu cos no està dissenyat per córrer.

-I perquè està dissenyat, per jugar a la petanca?

•Ja ho sap que hi ha un esport per a cada edat? Vostè el que hauria de fer es natació hi deixar-se de tonteries.

-Però és que resulta que aquestes tonteries em van molt bé. Em treuen l’ansietat…

•L’ansietat? Però si vosté és molt jove!

-En que quedem, sóc molt jove o massa vell?

•Ai senyor! Que li facin una radiografia del peu i en quan la tingui vingui ràpid a veure’m.

-D’acord, vindré ràpid però no corrent.

Se hace saber

Acuciados por las deudas, los impagados y un volumen indecente de talones sin fondos, el Consejo Directivo de la Empresa, reunido en sesión plenaria, ha acordado un plan de medidas urgentes que, sin lugar a dudas, ayudará a paliar esta crisis con la dignidad y entereza que siempre nos han caracterizado. Primera medida: adquisición de una máquina trituradora de documentos.

Beber para recordar

Cuando se encuentra mal siempre se toma un par o tres de recuerdos después de cenar. Retazos de memoria yerma y rídicula macerados por el tiempo y el olvido. A veces, para ayudarle a tragar, lo acompaña con un vaso de lágrimas a medio llenar.

Maldito Paul

Tenía pensado decirlo algún día pero, una vez más, alguien* se me ha adelantado.

"Vagabundeé mentalmente durante varias semanas, buscando la manera de empezar. Toda vida es inexplicable me repetía. Por muchos hechos que cuenten; por muchos datos que se muestren,lo esencial se resiste a ser contado. Decir que fulanito nació aquí y fue allá; que hizo esto y aquello, que se casó con esta mujer y tuvo estos hijos,que vivió, que murió, que dejo tras sí estos libros o esta batalla o ese puente, nada de eso nos dice mucho. Todos queremos que nos cuenten historias, y las escuchamos del mismo modo que las escuchábamos de niños. Nos imaginamos la verdadera historia dentro de las palabras y para hacer esto sustituimos a la persona del relato, fingiendo que podemos entenderle porque nos entendemos a nosotros mismos. Esto es una superchería. Existimos para nosotros mismos, quizá, y a veces incluso vislumbramos quiénes somos, pero al final nunca podemos estar seguros, y mientras nuestras vidas continúan; nos volvemos cada vez más opacos; más y más conscientes de nuestra propia incoherencia. Nadie puede cruzar la frontera que lo separa del otro por la sencilla razón de que nadie puede tener acceso a si mismo."

*Paul Auster, La habitación cerrada, de Trilogía de Nueva York (fragmento)

Mira com escolto

En l’art d'escoltar també s'ha d'incloure l’art de mirar. El que diferencia i separa la mirada interessant de la interessada. Aquella mirada esforçada, absurda, deliberadament tenaç, amb un relleu injustificat per converses que tot just abandonen abans del primer parpalleig.

Palabras

Repaso mi última conversación con ella. Retrocedo palabra por palabra. Rehago el camino. Me enfrento al vacío. Tiendo puentes imaginarios para llegar hasta ellas. Me deslizo en la espiral de silencios y complicidades bajo la que están lévemente prendidas. Tintinean agitadas, vacilantes, asustadas por el veredicto arbitrario del tiempo. Basta el susurro de un simple recuerdo para enredarlas de nuevo.

Jordi Pujol Puente

Hace casi 15 años me tomé una cerveza con un compañero de estudios en el bar de la Universidad Autónoma de Barcelona. Jordi me comentó que se iba a cubrir la guerra de Bosnia como reportero gráfico freelance. Un hermoso anglicismo para definir la precariedad e incertidumbre de su nuevo proyecto. Recuerdo mi asombro. Recuerdo su ilusión y su sonrisa, siempre dispuesta a borrar cualquier rastro de temor que surgiera en alguno de mis comentarios. Recuerdo el olor a cloro en mi piel al salir de la piscina. El kiosko. La portada de los diarios. Y un titular que jamás debería haber leído: "El periodista Jordi Pujol pierde la vida en Sarajevo". Hoy le han concedido una medalla. Malditas guerras. Ni siquiera para devolverle el brillo a los recuerdos nos libramos de ellas.

Finiquito

Miro la pantalla del ordenador. Rendidos, mis ojos sobrevuelan por tercera vez una frase inexpugnable. Desvío mi atención un instante. Apenas un segundo. Lo justo para fijarla brevemente sobre ella. Un ridículo y morboso parpadeo se aplasta en el cristal que nos separa. Jamás lo traspasamos. Jamás sin declarar, de antemano, la mirada perdida. Buscando en el vacío el recurso banal de la distracción. Deslizo mi reflejo en su rostro. Me conmueve la fragilidad de su ignorancia. Ajena a todo, a todos. No sabe que, dentro de poco, alguién va a acercarse a ella con pasos lentos y huidizos. Que, con la misma mano que apoyarán en su hombro, estrujarán más tarde su corazón y sus entrañas. Que abrirán su boca para verter mentiras edulcoradas. Que le quitarán las llaves antes de cerrarle todas las puertas. Que se alejará de nosotros en silencio. Con la mirada ausente. Ahogada por el manto frío de la indiferencia. Sola. Triste. Rota. Hoy, salvo la suya, no se oye un alma en la oficina.