05 marzo 2008

My way

Aunque suela tomar el camino de enmedio me apremia siempre rondarlo desde los más apetecibles extremos. Oculto, titubeante, vacilón. Jugando a la duda del escéptico consagrado. Menudo es mi ego. Las cosas no son como parecen sino todo lo contrario. Y aunque, a veces, despierte en mi la sana intención de aclararme, por aquello de fijar el rumbo y zafarme del colapso, no evito la pulsión del accidente. Que se le va a hacer, me gusta estrellarme contra mi propia insensatez. Y luego viene la inmediatez de lo frágil, arrodillarse ante el límite, vomitar los excesos o evocarse en discursos ajenos. Aunque, tú mismo, encuentres lo que encuentres, no tiene pérdida.