29 junio 2006

Palabras

Repaso mi última conversación con ella. Retrocedo palabra por palabra. Rehago el camino. Me enfrento al vacío. Tiendo puentes imaginarios para llegar hasta ellas. Me deslizo en la espiral de silencios y complicidades bajo la que están lévemente prendidas. Tintinean agitadas, vacilantes, asustadas por el veredicto arbitrario del tiempo. Basta el susurro de un simple recuerdo para enredarlas de nuevo.

26 junio 2006

Jordi Pujol Puente

Hace casi 15 años me tomé una cerveza con un compañero de estudios en el bar de la Universidad Autónoma de Barcelona. Jordi me comentó que se iba a cubrir la guerra de Bosnia como reportero gráfico freelance. Un hermoso anglicismo para definir la precariedad e incertidumbre de su nuevo proyecto. Recuerdo mi asombro. Recuerdo su ilusión y su sonrisa, siempre dispuesta a borrar cualquier rastro de temor que surgiera en alguno de mis comentarios. Recuerdo el olor a cloro en mi piel al salir de la piscina. El kiosko. La portada de los diarios. Y un titular que jamás debería haber leído: "El periodista Jordi Pujol pierde la vida en Sarajevo". Hoy le han concedido una medalla. Malditas guerras. Ni siquiera para devolverle el brillo a los recuerdos nos libramos de ellas.

08 junio 2006

Finiquito

Miro la pantalla del ordenador. Rendidos, mis ojos sobrevuelan por tercera vez una frase inexpugnable. Desvío mi atención un instante. Apenas un segundo. Lo justo para fijarla brevemente sobre ella. Un ridículo y morboso parpadeo se aplasta en el cristal que nos separa. Jamás lo traspasamos. Jamás sin declarar, de antemano, la mirada perdida. Buscando en el vacío el recurso banal de la distracción. Deslizo mi reflejo en su rostro. Me conmueve la fragilidad de su ignorancia. Ajena a todo, a todos. No sabe que, dentro de poco, alguién va a acercarse a ella con pasos lentos y huidizos. Que, con la misma mano que apoyarán en su hombro, estrujarán más tarde su corazón y sus entrañas. Que abrirán su boca para verter mentiras edulcoradas. Que le quitarán las llaves antes de cerrarle todas las puertas. Que se alejará de nosotros en silencio. Con la mirada ausente. Ahogada por el manto frío de la indiferencia. Sola. Triste. Rota. Hoy, salvo la suya, no se oye un alma en la oficina.